Este libro es tuyo, viajero del alba que arrastras la vida; sereno y gastado caminante frágil que esperas el día.
Este libro es tuyo, querido maestro que enciendes el aula. Sembrador primero que alargaste el sueño de aquellas mañanas, y me diste el vuelo del pájaro libre que en mi pecho canta.
Este libro es tuyo, pescador humilde de la primavera; brazos adheridos a la correntada y al sol de la espera.
Este libro es tuyo, padre del arado y de mis asombros; empeñado apóstol de los sacrificios, que recuerdo y nombro.
Este libro es tuyo, madre del rocío; mi ternura simple. La fiesta del patio; serena frescura infantil del aljibe.
Este libro es tuyo, comarca dichosa que llevo en el alma. Tierra donde nacen y mueren de otoño todas las distancias.
ROBERTO ROMANI