(5-11-2013).-El rafting es una de las tantas actividades que se pueden realizar al aire libre en Junín de los Andes. Cabalgar el río más famoso de la región, a bordo de modernos gómones, sigue sumando fanáticos de todas partes del mundo.
La aventura y la adrenalina de cabalgar los rápidos del río Chimehuín
en Junín de los Andes, transforman inevitablemente a todos los que
practican esta fascinante actividad. Casi sin darse cuenta, los
visitantes dejan de ser espectadores de lujo, para convertirse en
protagonistas de una hazaña que se vive en cálida armonía con la
naturaleza.
Acompañados por guías expertos y equipados con traje de neoprene,
casco y chaleco salvavidas, no se necesita experiencia previa ni
condición física en especial para disfrutar de la acción y diversión.
A sólo 5 kilómetros del casco urbano, se encuentra la salida de la
ruta a los lagos Huechulafquen y Paimún. A partir de allí por 20 km.
de ripio, el Río Chimehuin lo acompaña en la margen derecha sobre la
estepa patagónica hasta llegar a la boca del río, un verdadero paraíso
para los pescadores reconocido a nivel mundial como uno de los mejores
lugares para la pesca deportiva. El lago Huechulafquen asoma como un
verdadero mar y en el fondo se recorta la inconfundible imagen del
Volcán Lanin, con sus glaciares y toda la imponencia de sus 3.776 m de
altura.
Aquí comienza el Rafting, con un recorrido de más de 10 Km.,
disfrutando la estepa patagónica en todo su esplendor, sorteando
rápidos de distintos grados de dificultad y apreciando en los remansos
el Volcán Lanin.
El circuito permite a quienes participan de esta actividad observar
imponentes paredes de roca, un paisaje de cipreses, así como también
una extensa galería de sauces mimbres y playas de arena.
Entre risas y esfuerzos, los visitantes podrán disfrutar de 2 horas de
máxima adrenalina, navegando el Río Chimehuín y sentir el vértigo de
la aventura en un entorno de naturaleza y belleza.
El paseo incluye vianda, si se parte durante la mañana o de una
merienda si se sale a primera hora de la tarde.
Después de una emocionante y divertida bajada, nada mejor que un
reconfortante mate con tortas fritas que suelen ser disfrutados a
orillas del cauce que mágicamente generó la aventura.
Indudablemente, para Gabriel “Picuru” Quiroga, el rafting es parte de
su vida, cada travesía la vive a pleno. “Cada bajada del río es
distinta. La gente nos transmite toda su alegría y entusiasmo, por lo
que puedo decir, que soy un verdadero afortunado en hacer este
trabajo”, confía Gabriel.
Lentamente, la tarde, se pierde entre las montañas que señalan la
antesala de la majestuosa Cordillera de los Andes. El transfer
regresa, casi en silencio, un dulce cansancio se apoderó de los
valientes jinetes que acaban de cabalgar con alegría, el mágico río
que el mundo conoce como Chimehuín.