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Por Carlos Altavista

Con una gira que finalizó el 23 de diciembre en Barcelona, Joan Manuel Serrat se retiró definitivamente de los escenarios. Deja decenas de canciones que, en conjunto, representan uno de los legados culturales más trascendentes de Hispanoamérica.

 

Nos hizo conocer el Mediterráneo sin necesidad de verlo. Aprendimos a amarlo sin contemplarlo ni zambullirnos en sus aguas. Nos sentimos agobiados, angustiados, desesperados por huir de los pueblos blancos del Levante español sin siquiera haber visto uno. Y nos enamoramos perdidamente de Lucía.

Nos dolió el alma cada vez que nos cruzamos con Penélope en el andén; sufrimos con ella su terrible pena de amor. La imaginamos una y mil veces con su bolso de piel marrón, sus zapatos de tacón, su vestido de domingo. Estuvimos allí, a su lado, y sentimos la impotencia de no poder decirle que su amor había vuelto.

Incluso los más creyentes fuimos ateos por un segundo cada vez que cantamos, convencidos, que a veces en la vida de nada nos sirve rezar. Fuimos revolucionarios, porque sangramos y luchamos para la libertad.

Y crecimos con él, y no pudimos evitar las lágrimas cuando nuestros hijos sufrieron, se equivocaron, y un día nos dijeron adiós… Entonces nos quedamos mirando por la ventana, llenos de nostalgia en una tarde gris, y nos fugamos con aquella niña en bicicleta, hacia ningún lugar.

El 23 de diciembre de este año, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, sólo cuatro días antes de cumplir 79 años, Joan Manuel Serrat se subió por última vez a un escenario. Y los poetas de hoy y de ayer, los cantantes y los trovadores lo llorarán, porque cuando calla un cantor duele la vida. Más aún si se trata de alguien que acompañó a varias generaciones. Y sobre todo a las que sangraron y lucharon por un mundo mejor que nunca llegó.

Pero Serrat se irá sólo de los escenarios. Dejará cientos de canciones, en vinilo, en CD, en las nuevas plataformas digitales, que en conjunto representan uno de los legados culturales más trascendentes de Hispanoamérica.

Pueblo Seco (Poble-sec), el barrio barcelonés donde nació y pasó su infancia Joan Manuel Serrat (crédito imagen: Ayuntamiento de Barcelona)
Serrat nació el 27 de diciembre de 1943. A los 22 años, en 1965, grabó su primer disco. El 23 de diciembre de 2022, en su ciudad natal, actuó por última vez (crédito imagen: listin diario)

Joan Manuel Serrat, nacido el 27 de diciembre de 1943 en Pueblo Seco (Poble-sec), un barrio medieval del distrito barcelonés de Sants-Montjuic, nunca fue el mismo para España que para Latinoamérica. Y es que el hijo del obrero anarquista catalán Josep Serrat y de la ama de casa aragonesa Ángeles Teresa siempre defendió a capa y espada su catalanismo y su antifranquismo, por lo cual en su patria estuvo vetado desde 1968 hasta 1977. Conoció la prisión y estuvo un año exiliado en México, hacia 1975.

Pero también fue atacado por algunos catalanes cuando empezó a cantar en español. Es que las heridas de la cruenta Guerra Civil y de las casi cuatro décadas de dictadura fueron muy profundas; muchas no han cicatrizado hasta hoy. Y alguien tan comprometido políticamente como el artista catalán, sufrió en carne propia las consecuencias de “las dos españas”.

Con una guitarra en una mano y sentado en un sencillo taburete, Joan Manuel Serrat (78) forjó el último eslabón de su riquísima carrera de 57 años en la música. Fue este 23 de diciembre -«un regalazo de Navidad», diría el presidente español Pedro Sánchez- en el escenario del Palau Sant Jordi, en el barrio barcelonés de Montjuic

Él lo cantó. Lo dejó grabado como parte de su inmenso legado en esa breve pero desgarradora canción basada en el poema Españolito, de Antonio Machado: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, que una de las dos españas ha de helarte el corazón”.

 

Españolito, poema de Antonio Machado (Joan Manuel Serrat – 1969)

Eurovisión y después

El Festival de la Canción de Eurovisión es una competencia europea de música en la cual participan todas las naciones del viejo continente, o para ser más precisos, las que integran la Unión Europea de Radiodifusión (en fin, casi todas). Por decirlo de un modo grosero, sería algo así como la Liga de Campeones de la canción. El día de la final, literalmente se para Europa. Es el programa de TV más longevo del mundo, pues comenzó a transmitirse en 1956 y sigue vigente.

Mucho antes de la final, que ha llegado a tener una audiencia de hasta 600 millones de espectadores en todo el mundo, se lleva a cabo la preselección en cada país, donde votan jurados y el público. En cada nación, el concurso local suele organizarlo la televisión pública, es decir que en España lo hace Televisión Española (TVE).

En 1968 fue elegido para representar al país Joan Manuel Serrat. Hasta entonces, llevaba cuatro años cantando, casi siempre en catalán. TVE eligió a Serrat pero no a su canción, sino a la del Dúo Dinámico (otro de los finalistas), titulada La, la, la.

En 1971 salió a la venta Mediterráneo, quizás el disco en español más importante de Joan Manuel Serrat (crédito imagen: last.fm)

La grabó en varios idiomas y recorrió varios países promocionándola, algo que hacían todos los que iban a participar de la gran final, que ese año sería en la ciudad de Londres. Pero doce días antes del evento, Serrat publicó una carta donde dijo: “Yo soy y continúo siendo, por encima de todo, un cantante catalán, y en esta lengua me he expresado para cantar durante cuatro años (…) Un hombre ha de ser fiel a sí mismo y a la gente que le es fiel”.

Se lo prohibieron y lo prohibieron durante años. Sus canciones -en cualquier idioma- no podían pasarse en las radios. Faltaban más de 7 años para que la muerte de Francisco Franco diera paso a una lenta transición hacia la democracia. El catalán, el vasco y toda otra lengua regional que no fuese el español estaban prohibidas, al igual que sus símbolos, como banderas y escudos.

“Comenzaría ahí la leyenda. Seguida por un largo veto en nuestro país durante varios años en los que Serrat desarrolló su carrera fundamentalmente en Latinoamérica” (“Por qué Serrat renunció a Eurovisión hace 50 años”, diario El Mundo de España, 17/04/2018).

En 1971 salió a la venta Mediterráneo, quizás el disco en español más importante de Joan Manuel Serrat. Fue una suerte de “grandes éxitos” tempranero, con canciones como la que dio título al álbum, Aquellas pequeñas cosas, Lucía, Pueblo blanco, Qué va a ser de ti, La mujer que yo quiero, entre otras. Pese al veto, “una de las dos españas” recibió con los brazos abiertos esa obra exquisita y la convirtió en uno de los LP más vendidos del año.

Mediterráneo (1971) – Joan Manuel Serrat

Miguel Hernández (1972) y Cada loco con su tema (1983) también fueron obras cumbres. Este último, si bien no pudo presentarlo en Chile porque seguía prohibido por la dictadura de Augusto Pinochet, en Argentina coincidió con la fiesta del regreso de la democracia, lo que dio lugar a varios recitales a estadio lleno. Hacía tiempo que el reconocimiento le había llegado también en España, aunque su catalanismo y su postura ideológica de izquierda siguieron siendo motivo de “veto personal” para millones de compatriotas.

Serrat, ya en 1973, cuando nadie hablaba del cambio climático, desde su disco en catalán Per al meu amic (Para mi amigo) nos advertía a través de un mensaje a su padre: “Padre, dígame qué le han hecho al río que ya no canta (…) Padre, dígame qué le han hecho al bosque que ya no hay árboles (…) Padre, ya están aquí. Son monstruos de carne con gusanos de hierro (…) Padre, que están matando la tierra. Padre, deje de llorar, que nos han declarado la guerra”.

Padre (Pare) – Joan Manuel Serrat, 1973

En 1992, cuando occidente festejaba “el fin de la historia” y “la globalización” tras la caída del Muro de Berlín en 1989, Serrat se adelantó tres décadas al “mundo del uno por ciento” y denunció la tremenda desigualdad social con una canción cargada de ironía, Disculpe el señor, donde un supuesto mayordomo le dice a su rico empleador: “Disculpe el señor si le interrumpo, pero en el recibidor hay pobres que preguntan insistentemente por usted (…) Son pobres que no tienen nada de nada. No entendí muy bien si nada que vender o nada que perder. Pero, por lo que parece, tiene usted alguna cosa que les pertenece…”, donde hacía referencia a los países y clases pobres y a los ricos, para rematar “Disculpe el señor pero esto va de mal en peor, ya vienen de a millones y curiosamente vienen todos hacia aquí (…) Si no manda otra cosa, me retiraré. Que Dios le inspire o que Dios le ampare, que esos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado”.

El presidente de España, Pedro Sánchez, le hizo entrega a Serrat de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabiola mayor distinción que se entrega en el país ibérico a quienes no son jefes de Estado. “Tu despedida de los escenarios, sin duda alguna, no acabará nunca con la admiración, con el cariño y también con el profundo agradecimiento que sentimos hacia ti y hacia tu obra”, le dijo el jefe del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fuerza política que el catalán acompañó abiertamente cuando se realizaron las primeras elecciones libres tras la larga noche dictatorial.

Nunca persiguió la gloria ni dejar en la memoria de los hombres su canción. Pero la dejará. Para siempre. Y a no lamentarse. A seguir disfrutando de un legado extraordinario. Mirando hacia adelante, pues “al andar se hace camino y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Cantares (Antonio Machado / Joan Manuel Serrat – 1969)

Pista extra.- Disculpe el señor (Joan Manuel Serrat – 1992)

Afiche promocional de la última gira de Joan Manuel Serrat