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«Que nos dejen trabajar»: la vitivinicultura aspira a recuperar su lugar protagónico en la producción regional

«Nuestra meta es que Entre Ríos recupere el estatus que tenía hace más de 100 años», asegura Moisés Benain, gerente de Administración y Turismo de Ecovert cuando se le pregunta si es posible convertir la incipiente actividad en un clúster en el que participen diversos actores y que pueda aspirar a gestar una industria vitivinícola en la zona. «El techo es la imaginación.
El techo te lo pones vos», responde respecto del límite del entusiasmo. Acerca de las necesidades hacia ese objetivo, la primera respuesta fue: «que nos dejen trabajar». «Los caminos son un desastre» fue otra de las referencias, junto con el costo de la energía y un trabajo de promoción conjunto que podría mejorarse.

Casi medio centenar de bodegas constituyen el universo de producción de vinos en Entre Ríos, distribuidas en toda la provincia: hay viñedos y bodegas en la costa del Uruguay, en Villaguay y en la costa del Paraná.

Moisés Benain, es el gerente de Administración y Turismo de Ecovert, un emprendimiento de la familia Bougain que en el sur del departamento Concordia trabaja para revitalizar la producción vitivinícola, que tres generaciones atrás debieron abandonar por imperio de ley Ley Nacional 12.137.

Benain dialogó con Lo que Queda del Día en Oíd Mortales Radio acerca del presente de la actividad y del que podría ser el futuro si se dan las condiciones infraestructurales, se respeta y se incentiva el trabajo de los emprendedores y se apuntala con ventajas competitivas a las enormes ventajas comparativas que la zona tiene para esta producción, como para tantas otras.

Ecovert estima producir este año unos 8 mil litros de vino en las 9 hectáreas que explota en el sur del Departamento Concordia.

El emprendimiento «está consolidado pero siempre con miras al crecimiento», dijo Benaín sobre el estadío del proyecto, enfocado además de la producción vitivinícola «estamos actualmente recibiendo visitas, haciendo degustaciones, dedicándonos al enoturismo, estamos todos los años elaborando vino, tanto en nuestro catálogo estándar como nuevas experiencias y expresiones de los vinos entrerrianos, estamos en una etapa de crecimiento constante en la medida que la economía nos los ha permitido. El año pasado aumentamos la capacidad de 5.25 hectáreas a 9 y trajimos varietales poco comunes para este departamento y esta zona, como son el Sauvignon Blanc y el Pinot Noir».

La producción en litros de vinos que estas 9 hectáreas permiten, «tiene que ver con la categoría que tenemos en el INV, que es el Instituto Nacional de Vitivinicultura, y la capacidad que tenemos nosotros de producción en base a los métodos tradicionales que empleamos, que son bastante exigentes y requieren un trabajo más a pulmón, a mano, que la tecnificación con maquinaria avanzada. Nuestros procesos los hacemos al estilo francés antiguo y actualmente pasamos de 5.000 litros al año a 8.000, que es lo que estamos desarrollando este año».

Aseguró que el emprendimiento tiene la pretensión de «mantener el espíritu completamente artesanal. Estamos enfocados a la calidad y estamos desarrollando vinos con una expresión única para la zona, que representan fielmente al terroir concordiense y nuestra oferta de vinos y nuestras experiencias están destinadas a las personas que vienen hacia acá y que quieren degustar unos vinos exclusivos, que solamente se pueden conseguir en la bodega y unas experiencias que solamente se pueden desarrollar acá, en Concordia, rodeados de citrus, de naturaleza y de los viñedos que han caracterizado a esta provincia, a pesar de ese paréntesis tan negro en la historia de Entre Ríos».

El mercado al que apuntan es a «todas las personas, en un rango de edad de los 18 hasta los 80, 90 años, que sean amantes del vino y que vengan a Entre Ríos, específicamente al departamento de Concordia y que deseen vivir una experiencia enoturística y degustar vinos que son fieles representantes del terroir, no solamente por el método que nosotros empleamos, sino porque nosotros aprovechamos al 100% las levaduras nativas y nuestro terroir está mapeado inclusive por el INTA, elaboramos los vinos acá en el establecimiento, no solamente plantamos, sino que conducimos, cosechamos, elaboramos, embotellamos, etiquetamos y degustamos los vinos acá».

HACIA UNA INDUSTRIA VITIVINICOLA

«Nos encantaría que todo el departamento de Concordia esté inundado de bodegas y de viñedos. Y por ende, apoyamos todo lo que tenga que ver con eso», respondió Benaín acerca de si es posible convertir esta experiencia en un clúster en el que participen diversos actores y que pueda aspirar a desarrollar una industria vitivinícola en la zona.

«Una de las aristas de nuestra filosofía es apoyar a los productores pequeños y trabajamos en conjunto con las otras bodegas», expresó.

Y aseguró que «nuestra meta es que Entre Ríos recupere el estatus que tenía hace más de 100 años, cuando alcanzó el tercer lugar de producción de vino y de vitivinicultura en el país, con un nivel de calidad de exportación y consolidando el terroir de Entre Ríos como uno de los más variados y de los más idóneos para una gran cantidad de varietales».

«Rompiendo los mitos impuestos modernamente -agregó-, de que los vinos solamente se dan en zonas de altura, con viento, con seco, cosa que es una falacia que ha quedado demostrada ya».

– LQQDD: ¿eso es posible, Moisés?

– Moisés Benaín: Sí, cómo no.

– LQQDD: hace de cuenta que tenés enfrente una autoridad. ¿Qué necesitas para que esto sea posible?

– Moisés Benaín: Mira, nosotros lo que necesitamos es que nos dejen trabajar. Nosotros tenemos el know-how. Nos gustaría poder traer maquinaria sin tantos aranceles. Son exagerados. Nos gustaría que tomaran en cuenta nuestra opinión en cuanto a las tarifas de los servicios. Nos gustaría contar con un repertorio mayor de productos disponibles acá en la Argentina, para no tener que importar algunos de los productos que son tan específicos y tan caros. Pero además nos gustaría que nos acompañen en la difusión. Que nos acompañen en la difusión nacional y que incentiven a la población a trabajar en la vitivinicultura, que permitan y que incentiven a las entidades bancarias, inclusive al mismo Nación, para que den créditos, para que los productores que están comenzando puedan adquirir materiales, puedan adquirir las plantas, puedan adquirir los tractores, la maquinaria. Nosotros queremos que nos apoyen, tanto a nosotros como a los demás productores, a adquirir y a instalar sistemas fotovoltaicos de paneles solares, pensar en proyectos de energía eólica, energía cinética.


Hay tantas cosas que tenemos en mente y que nos gustaría que tanto el sector privado como el público nos acompañasen para lograrlo. Porque en realidad tenemos un potencial enorme y estamos elaborando vinos de altísima calidad y estamos ofreciendo un turismo nunca antes visto en la época moderna en esta zona de Argentina. Colaborando a que Argentina, cosa que nosotros pensamos, ya es algo muy personal, pensamos que Argentina para el año 2050 va a ser la potencia vitivinícola del mundo».

Entre las aptitudes con las que cuenta la Argentina para la vitivinicultura mencionó «La cantidad de terroirs, la amplitud térmica, la amplitud geográfica, la potencia industrial, el capital humano, la capacidad que tienen los argentinos y todos los que trabajamos en esto, es fácil convertirnos en una potencia si mantenemos el empuje. Para el 2050 yo te aseguro que estamos en el top 5 a nivel mundial. El mejor Malbec del mundo del año pasado fue Argentina. Es un testimonio especial que tiene este país», destacó.

Respecto de la utilización de mano de obra en el proceso, contó que «la cosecha es completamente manual. Es una fruta que necesita un cuidado y al momento de cosechar, incluso antes de cosechar, se hace un análisis y raleo y selección de los racimos que vamos a utilizar. Porque es un trabajo que se tiene que hacer manual» y agregó que «nosotros sentimos que cualquier digitalización de los trabajos nos roba el espíritu del vino, porque el vino está siendo formado por una serie de elementos que están vivos y que reaccionan a los procesos que nosotros conducimos».

Afirmó que «el vino tiene una expresión que se da cuando nosotros logramos expresar el terroir a través de todo el proceso».

La cantidad de personas que trabajan en la cosecha «depende de la cantidad de kilos que vayas a cosechar. Al momento de la cosecha, dependiendo de la cantidad de horas que tengamos y la cantidad de kilos, podemos estar hablando entre 8 a 14 personas», por hectárea y por varietal.

Contó Benaín que en el caso de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos hay al menos 48 bodegas inscritas «pero el número de productores que se suman todos los años oscila entre 10 y 20 productores nuevos. Algunos años son menos los productores, todo depende de los indicadores económicos, pero en lo que va del año hasta ahorita se han sumado tres en la provincia y ya tenemos un par que se están desarrollando si bien no quieren pasar de ser bodega artesanal, lo están haciendo de forma particular».

Agregó que «tenemos siete viñedos en la zona entre Puerto Yeruá y el sur de Concordia de personas que se están dedicando no solamente a la elaboración de vino sino también cerveza, whisky, licores y también obviamente el turismo relacionado con esto, con los espíritus».

Afirmó que «la vitivinicultura se está expandiendo un poco lento en los últimos tres años pero con mucho impacto y con muchas ganas. Yo veo a la gente entusiasmada».

Y respecto de cuál es el techo de este entusiasmo, contestó que «El techo es la imaginación. El techo te lo pones vos. No hay límites, hermano. Mientras haya vida y salud puedes lograr lo que sea que te lo digo yo que vengo de un sitio en donde básicamente nos levantamos de cero con lo poco que teníamos y cuando vemos este país con el potencial humano y el potencial que tiene es prácticamente infinito. Los límites te los pones tú en la mente».

Moisés Benain es un ciudadano venezolano que llegó hace alrededor de una década a la Argentina, dedicado al turismo primero en la Patagonia y desde hace cuatro años radicado en la zona de Concordia.