Unas breves líneas para dar cuenta del fallecimiento de un periodista, el doctor Carlos Besanson (1929-2022),
abogado, que dirigió durante bastante más de tres décadas el periódico Diario del Viajero, que inició en
1986. Integró en distintos cargos la conducción de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA)
y participó en congresos de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN).
Asistí hoy a su velatorio, en una casa enfrente del cementerio de Chacarita, donde saludé a su esposa,
Elizabeth Tuma, codirectora con él de Diario del Viajero, y ahora directora, y con su hija.
Carlos tuvo un ACV hace nueve años y se repuso solo en parte; siguió concurriendo los años siguientes
a su oficina, con las fuerzas decaídas, pero desde hace ya unos años estaba retirado en su casa, con atención domiciliaria.
Si bien no fue integrante del Club Gente de Prensa, fue siempre un buen amigo.
Participó más de una vez en la Misa del Día del Periodista o alguna otra celebración del Club, como la misa por el
aniversario de la fundación. Especialmente cuando estos actos se realizaron en la sede de la Acción Católica, en la Avenida de
Mayo, casi enfrente de su oficina.
A título de ejemplo, rescatamos parte de una crónica de la misa celebrada allí el 13 de diciembre de 2010, que celebró el
consocio padre Américo Aguirre Morales:
Estuvieron los fundadores del Club José Ignacio López y Pedro Siwak, el director de Diario del Viajero, Carlos Besanson; el ex presidente
Miguel Woites; el presidente de la Asociación de Periodistas Jubilados, Carlos Imaz; el presidente del Club Gente de Prensa, Jorge Rouillon,
y Marta Noce, de su comisión directiva; los miembros del Club Esteban de Nevares, Rodolfo Etchegaray, Manuel Luján Sosa,
Néstor Oscar Linari, Florencia Uriburu, Carmen Verlichak, Fabián Fernández y Eduardo Woites; …
Una de esas veces regaló un cajón de vino para el brindis posterior a la misa, y en alguna otra ocasión dio una ayuda para gastos del Club. Además,
con generosidad, ofreció sus oficinas que ocupaban varios pisos en la Avenida de Mayo 666 -donde había instalado redacción, imprenta, estudio de grabación, etc.- por si necesitábamos un lugar para una actividad del Club. Aunque no llegamos a usar este local, apreciamos su buena disposición.
En el velatorio, rezó monseñor Rubén Frassia, obispo emérito de Avellaneda, quien habló del don de la fe, de que somos peregrinos,
y lo recordó como hombre creyente de verdad, honesto, cabal, que llegó a la plenitud, a la madurez, ejemplo de la gente que
necesita nuestro país. Lo encomendó a la misericordia de Cristo y a la intercesión de María, Madre de Dios y Madre nuestra.
Luego, María Adela Gavin, que había sido alumna de Carlos en la carrera de Locución en Comunicaciones Salesianas (COSAL) hizo
una lectura de despedida, preparada por la esposa, Elizabeth Tuma.
Descanse en paz, acompañado por nuestra oración.