( 3-04-2015).-Juanse, Coco, Mel, Calu, Lilo, Noa, Nacha y Ale, son algunos de los sobrenombres que fueron elegidos por padres de bebés bonaerenses en los últimos meses para llamar a sus hijos y así los inscribieron en el registro civil. Es una tendencia que crece acompañada de otra: el uso de las útimas sílabas de nombres tradicionales como Ian y Bastián.
Durante la gestión de Daniel Scioli la Provincia de Buenos Aires
aceptó más de 80 nombres de bebés que antes no estaban permitidos,
agregándolos al listado orientativo que sirve como guía al Registro
provincial de las Personas y hoy tiene más de 4 mil nombres para
elegir. Entre ellos se encuentran sobrenombres como Juanse y Nacha,
muy comunes para abreviar Juan Sebastián e Ignacia.
“Atendiendo a la ampliación de derechos, a la libertad de elección,
hoy tenemos un listado con 80 nombres nuevos que se fueron sumando por
aportes de los padres que solicitaron autorización para inscribir a
sus hijos y hemos instruido a los delegados para que apliquen el nuevo
código que ya no tiene restricciones en cuanto al idioma o al género”,
afirmó Alberto Pérez, jefe de Gabinete provincial.
Desde el organismo explicaron que “se tiende a utilizar cada vez más
nombres cortos y entre ellos aparece el apócope, también utilizado
como nombre. Y algo que se agrega es el sobrenombre, como el caso de
Coco o Nacha, que ya es aceptado en nuestros registros civiles”.
Al respecto el subsecretario de Gabinete Juan Pablo Alvarez Echagüe
sostuvo que “con la reforma del Código Civil argentino las
restricciones al uso de nombres propios cambiaron y son muy pocas”, y
agregó, “ya no es requisito que denote sexo y tampoco que sea en
castellano aun teniendo traducción a otros idiomas”.
“En la Provincia de Buenos Aires tenemos un criterio amplio y flexible
que siempre prioriza el derecho de los padres a elegir el nombre de
pila con libertad, excepto cuando se trate de nombres peyorativos que
menoscaben el respeto y/o la dignidad de la persona” detalló Alvarez
Echagüe.
Qué dice la nueva ley
El nuevo código civil dice “no pueden inscribirse más de tres
prenombres, apellidos como prenombres, primeros prenombres idénticos a
primeros prenombres de hermanos vivos; tampoco pueden inscribirse
prenombres extravagantes” (Capítulo 4, Art. 63, Inc. b). Y que “pueden
inscribirse nombres aborígenes o derivados de voces aborígenes
autóctonas y latinoamericanas” (Inc. c)
También permite que los hijos lleven el apellido del padre o de la
madre, con acuerdo de los padres. Y si quieren pueden llevar el de los
dos (Art. 64).
En la Provincia de Buenos Aires ya hay 25 bebés con apellido materno
seguido del paterno, con inscripción autorizada por el Registro
provincial de las Personas, antes de la reforma del Código Civil.
En los 450 registros registros civiles y en las casi 70 delegaciones
que funcionan en maternidades ya no se pedirá que el nombre del recién
nacido denote sexo y para los extranjeros sólo se solicitará que se
pueda pronunciar. En la Provincia esperan que sean raras excepciones
los nombres que requieran autorización vía expediente. En nombres que
no denotan género, no se pedirá un segundo nombre, según confirmó
Claudia Corrado, directora del Registro.
Los rechazados
Si bien el criterio es cada vez más amplio, la dignidad de la persona
es lo que se intenta preservar desde el Estado a la hora de autorizar
un nombre nuevo. Entre los que no cumplieron ese requisito fundamental
en estos últimos años figuran “Agua” para nena, “Fox” para varón,
“Pinta” para nena.
Los nuevos
Entre los que se agregaron están Yuthiel, Sira, Irlanda, Marella,
Lain, Hiel, Liron, Cosentino, Wassib, Ahren, Uziel, Unai y Sur. Y
algunos que hace referencia a países y ciudades como Roma y Armenia.