27-12-2012 La Capital Federal sumará una nueva reserva ecológica, ubicada detrás de la Ciudad Universitaria, que se logró mediante una ley. Son 18 hectáreas ubicadas en terrenos de la UBA, que ahora estarán protegidas.
Pensar una ciudad más amigable con el medio ambiente ya no es solamente un eslogan que suena bien ante los ecologistas. Es una necesidad inminente que viene de la mano del cambio climático y la denominada “tropicalización de la Ciudad”. Hace tiempo que el periodismo viene adelantando lo que sería habitar en la Reina del Plata en estos meses: lluvias por encima de cualquier medición esperable, inundaciones, cortes de energía y espacios cada vez más contaminados, no solo por tóxicos sino también por emisiones sonoras y visuales. Todo esto, sumado a un proceso de construcción que sin prisa y sin pausa gana cada vez más terreno en un lugar que parece siempre al borde del colapso.
Ahora, una bocanada de aire fresco comenzará a llegar desde que la Legislatura decidió convertir en reserva ecológica las 18 hectáreas ubicadas detrás de Ciudad Universitaria donde, aunque cueste creerlo, cerca del mundanal ruido, viven más de 400 especies de plantas y animales del ecosistema de la Ribera del Plata. Casi un milagro que ahora será ayudado desde el Gobierno de la Ciudad.
El Parque Natural y Área de Reserva Ecológica “Ciudad Universitaria” ya es ley y ahora el Gobierno porteño y la Universidad de Buenos Aires trabajarán en conjunto para mantener su patrimonio natural y paisajístico que se mantiene rodeado de edificios. Si bien su extensión ni se acerca a las 360 hectáreas de la Costanera Sur, la otra reserva porteña, aseguran que su biodiversidad es única y digna de preservar.
La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA relevó mediante un estudio más de 200 especies de plantas y otras 200 de animales. Clasificada dentro de la categoría de humedal, en la zona viven reptiles, aves, nutrias y hasta tortugas acuáticas. Aunque cueste creerlo, vecinos de la zona denuncian que allí se tira basura y hasta se cazan aves nativas. Pero la naturaleza parece empeñada en resistir.
La idea es que este nuevo espacio de cuidado se integre en el denominado corredor de biodiversidad costero, que enlaza al delta del Paraná con las reservas de San Isidro, Vicente López, Costanera Sur y Punta Lara. Una suerte de cinturón verde metropolitano.
Adrián Camps, diputado de Proyecto Sur, fue el diseñador de la iniciativa junto a distintas ONG y grupos ecologistas que se acercaron a los vecinos para coordinar esfuerzos con la Universidad de Buenos Aires y el Ministerio de Ambiente de la Ciudad. Los terrenos pertenecen a la UBA pero esto no fue un impedimento para que la iniciativa conjunta finalmente se concretara.
Uno de los primeros pasos a seguir será colocar iluminación y seguridad en el lugar, que evite justamente el vandalismo que pone en riesgo sus tesoros. Y resulta indispensable mantener los niveles de agua en el humedal para evitar que se sequen áreas, como ya sucedió en Costanera Sur.
Además, dentro del predio se delimitarán dos áreas, una zonificada como Reserva Ecológica, en la que se prohíben obras o acciones humanas que degraden la biodiversidad de la zona, enfocada al trabajo científico y a la realización de visitas guiadas, y otra zonificada como Urbanización Parque, de acceso libre. El Plan de Manejo de la nueva reserva deberá tomar como base el elaborado en 2007 por la UBA, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y diversas ONG.
Este proyecto fue aprobado por unanimidad, y las propuestas surgidas de la audiencia pública fueron incorporadas en el nuevo texto. Finalmente, el pasado 4 de diciembre se realizó una reunión con la presencia del ministro Diego Santilli, autoridades de la Universidad de Buenos Aires, la diputada Marta Varela, presidenta de la Comisión de Ambiente, y el autor del proyecto, el legislador Camps, en la que se resolvieron todas las diferencias para que hoy la reserva pueda ser una realidad.
Camps destaca, además, la importancia de la pelea de los vecinos de Vicente López, Avellaneda y Quilmes en defensa de la costa, para evitar que se realicen allí negocios inmobiliarios en detrimento del espacio verde público: “En toda la zona de la costa estamos teniendo problemas para preservar los espacios verdes y los humedales. Por eso, lo que logramos en la Ciudad de Buenos Aires es un gran avance. Hubo mucho esfuerzo por parte de todos –Gobierno de la CABA, la UBA y la Legislatura porteña– para consensuar todos los aspectos del proyecto. Costó mucho pero creo que todo el trabajo valió la pena y lo veremos dar sus frutos”.
También a fines de noviembre, en la Legislatura se votó la protección del Lago de Lugano, ubicado en el Parque Roca. No es una reserva pero se puso un cupo a la construcción en la costa y la realización de un inventario de las especies de flora y fauna –hay 70 especies de aves– y se estableció proteger el ecosistema actual.