El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, visitó este domingo el hogar para menores Nuestra Señora del Valle, ubicado en el barrio de Flores, y señaló que esas residencias de la Ciudad fueron creadas para que chicos desprotegidos “puedan estudiar y jugar hasta que encuentren padres adoptivos”.
“Este lugar estaba muy abandonado hace cuatro años y hoy lo encontramos en perfectas condiciones”, dijo Macri que recorrió las instalaciones del Hogar junto a la ministra de Desarrollo Social porteña, Carolina Stanley.
Nuestra Señora del Valle, ubicado en Donato Álvarez 550, es uno de los hogares propios de la Dirección General de Niñez del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno porteño donde se alojan niños, niñas y adolescentes hasta 14 años en situación de vulnerabilidad social con protección judicial.
Los chicos reciben tratamiento integral y acompañamiento interdisciplinario que contempla pautas de crianza, cuidado, afecto y protección para su desarrollo, enmarcadas dentro de las leyes de protección integral y, dentro de ese cuadro, se prioriza el alojamiento de grupo de hermanos.
También se desarrollan estrategias y acciones permanentes y cotidianas para la satisfacción plena de sus necesidades vitales.
Los menores se encuentran escolarizados en escuelas y jardines de infantes dependientes del Ministerio de Educación o Centros de Primera Infancia y reciben los controles sanitarios en los Hospitales Públicos o CeSAC de la zona.
Realizan además actividades de tipo lúdico – recreativas, educativas y convivenciales – tanto en el Hogar como en instituciones cercanas que están acompañadas y supervisadas por personal del hogar.
Nuestra Señora del Valle alberga actualmente a 33 menores bajo acción y supervisión durante las 24 horas de un equipo de trabajo integrado por 49 profesionales y estudiantes de diferentes disciplinas como psicología, trabajo social, psicología social, magisterio, y carreras afines.
En el Hogar trabajan en conjunto el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y Juzgados intervinientes para que cada niño egrese lo más rápido posible y evite así largos procesos de institucionalización.
En algunos casos regresan con su familia de origen, siempre que esté garantizado que no se van a volver a vulnerar ninguno de sus derechos, en otros van con algún miembro de la familia ampliada o son adoptados por una nueva familia.